Todos conocemos a Michael Curtiz por el drama excepcional Casablanca, pero ¿cuál fue la ópera prima del cineasta? La respuesta es Az utolsó bohém (El último bohemio), estrenada en 1913.
El húngaro Michael Curtiz, nacido Manó Kertész Kaminer en 1886 tras las fronteras del entonces Imperio Austrohúngaro, se formó a galope entre Hungría, Dinamarca, Austria y Hollywood, donde por fin se asentó en 1926. El cineasta murió a los 75 años de edad, dejando un legado de más de 150 películas como director.
A los 17 años Curtiz abandonó su acomodado domicilio familiar para trabajar en el circo y comenzó su formación como actor y director por media Europa. En 1926 marcharía a Estados Unidos, donde Hollywood le acogería con los brazos abiertos.
La mariposa del oro (1926) suele confundirse con la primera película de Curtiz, sin embargo, esta cinta muda coproducida por Alemania, Austria y Dinamarca supone el paso del director a Hollywood, no el inicio de su carrera. Es la última cinta para la que utilizaría el nombre de Michael Kertész.
Tenemos que remontarnos a 1913 para encontrar Az utolsó bohém, el primer proyecto para el que el polifacético creativo se puso tras la cámara. Esta cinta, que además está considerada como la primera película del cine húngaro, cuenta con guión de Zsolt Harsányi y está protagonizada por Antal Nyaray, Elemér Thury, Béla Bodonyi, Ilonka Bedo y Zoltán Sipos.
En Az Utolsó bohém Curtiz cuenta las dificultades por las que ha pasado en el último siglo la población de Bohemia, una región de la República Checa colindante a las convulsas Alemania, Polonia y Austria. Se trata de una película muda, en blanco y negro y rodada en 35 mm. La cinta también se conoce por Ostatni Cygan, en Polonia, y como The Last Bohemian de manera internacional.