Cada época crea sus propios iconos e ídolos, por eso las llamadas novias de América, van cambiando con el curso de los años. En estos últimos tiempos, el premio Oscar y la simpatía campechana de Jennifer Lawrence amenazan con hacerse con el título de novia de América y destronar a otras grandes como Jennifer Aniston o la mismísima Julia Roberts.

El término novia de América se utiliza para una mujer con gran encanto, donde belleza, cercanía y simpatía se dan la mano. La primera mujer para la que se acuñó este término fue Mary Pickford, la canadiense que deslumbró a Hollywood con La Pobre niña rica o Pollyanna. Ganadora de un Oscar por Coqueta en 1929, y de otro honorífico por su prolífica carrera que la llevó a ponerse a las órdenes de grandes cineastas de la historia como DW Griffith, Thomas Ince o Sam Taylor. Sus tirabuzones y sus papeles románticos enamoraron al público, eso sí, hasta que cortó su melena y aceptó roles más sofisticados que aunque le dieron el Oscar, le arrebataron el cariño incondicional del público.

El relevo lo cogió Doris Day, una actriz y cantante nominada al Oscar por Confidencias a medianoche, pero que nunca se alzó con el galardón. Durante los 50 brilló en producciones como Calamity Jane o El hombre que sabía demasiado. Su momento pasó al llegar el estrellato de Audrey Hepburn. La actriz belga tocó el cielo con su primera incursión en Hollywood: la extraordinaria Vacaciones en Roma dio el Oscar a Audrey y además, le granjeó el calificativo de nueva novia de América.

Su imagen revolucionó este cliché: no se trataba de la curvilínea rubia americana, sino que sus cejas, su melena oscura y su figura escasa se hicieron un hueco en los corazones americanos con una cara angelical y una elegancia sin igual, que hicieron sombra a las despampanantes Rita Hayworth o Marilyn Monroe. Su gran competencia por título lo tuvo en la persona de Grace Kelly, que encarnaba los cánones anteriores de belleza y simpatía, pero sin embargo tiene un aura nada cercano.
El reinado de Audrey Hepburn terminó cuando esta evolucionó como actriz y el título fue saltando de unas a otras sin candidata definitiva hasta que (Ali MacGraw, Brooke Shields) Meg Ryan se hizo con él tras Cuando Harry encontró a Sally, para muchos, la mejor comedia romántica jamás escrita, y lo mantuvo con Algo para recordar, French Kiss o Tienes un email.

Julia Roberts tomaría el relevo. La estadounidense enamoró a toda la nación con su papel en Pretty Woman, y la pelirroja de la sonrisa perfecta se convirtió en la novia de América perenne. Aunque otras como Sandra Bullock, Cameron Diaz y Jennifer Anniston, han metido la cabeza en la lucha por la distinguida mención, lo cierto es que lo han poseído solo a intermitencias.
¿La novia de América actual?
El brillo de Julia Roberts se apaga, y aunque Bullock parece vivir una segunda primavera, lo cierto es que vienen pegando fuerte actrices jóvenes con ese aura angelical y esa cercanía campechana necesarias para prometerse a la nación. Así, han surgido nombres como Anne Hathaway o Emma Stone, pero en la actualidad no hay duda que Jennifer Lawrence es la candidata más firme con el punto fuerte de su belleza clásica y a pesar de sus grandes dotes para interpretación (drama, comedia, terror, ciencia-ficción), por los que ya atesora un Oscar (El lado bueno de las cosas).