Hace un par de semanas se estrenaba la secuela de Expediente Warren (The conjuring), dirigida nuevamente por el reconocido director de cine James Wan (director y productor de toda la saga de Saw). La primera película dejó al público con los pelos de punta y en esta segunda parte no se esperaba menos de este genio del terror. Un punto a su favor en cuanto a credibilidad es el hecho de que, una vez más, la película está basada en un caso real, y toda apelación al misterio es siempre un aliciente para atraer la curiosidad del público.

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La trama está vinculada a su predecesora: un matrimonio estadounidense se dedica a investigar fenómenos paranormales en casas encantadas para intentar resolverlos. Se trata de Ed y Lorraine Warren y efectivamente, existen. Sus casos son mundialmente conocidos; como por ejemplo el de la muñeca Annabelle, del que ya se produjo una película bajo el mismo nombre.

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Esta vez el director Wan ha querido centrarse en el caso de 'Amityville Horror', probablemente el más conocido de la familia Warren, que nos sitúa en los años 70. La historia cuenta cómo una madre soltera y sus cuatro hijos, dos niños y dos niñas, que residen en Enfield, un humilde barrio situado en las afueras de Londres, se ven atacados por un poltergeist. La más joven de ellos advierte la presencia de un ente paranormal, que la utiliza como peón para comunicarse con la familia y expulsarles de la casa. Objetos que se mueven, golpes inesperados o voces extrañas son algunos de los ingredientes terroríficos de la película.
La situación se vuelve insostenible, los sucesos cada vez son más violentos y la familia decide pedir ayuda a la Iglesia. Esta se muestra escéptica y pide a los Warren que investiguen el caso. Por escalofriante que parezca, todo lo que le sucedió a esta familia ha ocurrido, es real y existen pruebas fehacientes de ello.
Podríamos definir la película como un film documental, plagado de sustos y con algunos momentos demasiado dulces. Si hubiese que buscar algún fallo, sería el exceso de minutado de la película, pues mezcla partes de rápido desarrollo con lentas y pausadas escenas. En cuanto al grado de terror, podría decirse que es una buena película al nivel de los más fanáticos del género. Y sin duda, la parte más escalofriante, son los últimos cinco minutos.
#TheConjuring2 filming began bright and early this morning with a priest blessing the set! pic.twitter.com/nm3jSuOtU3
— New Line Cinema (@NewLine_Cinema) 22 de septiembre de 2015
A toda esta dosis de terror hay que añadir que el propio director publicó en su cuenta de twitter cómo un sacerdote bendecía el set de grabación de la película. Resulta que durante el rodaje ocurrieron verdaderos fenómenos paranormales, según ha afirmado uno de sus protagonistas. No se sabe si se trata de una estrategia publicitaria o realmente ha ocurrido de verdad, pero lo que sí que está claro es que este rumor le ha venido muy bien a la película, pues se ha convertido en el número uno de la taquilla en Estados Unidos.