De vez en cuando una comedia romántica nos hace pensar que quizá es posible volver a los filmes de amor épico. Esos que nada tienen que ver con las películas que pasan casi automáticamente de la gran pantalla a la sobremesa de los fines de semana... ¿Lo consigue El lado bueno de las cosas? No nos engañemos, la película de David O. Russell termina cayendo en todos los convencionalismos del género, y deja escapar una gran oportunidad. Sin embargo, su grandeza está en otro lugar: en los temas que plantea, en las segundas oportunidades y en la buena labor del elenco que ha juntado, con Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y Robert De Niro, a la cabeza.
El lado bueno de las cosas (Silver Linings Playbook) es una comedia romántica de dos horas de duración que se estrenó en el Festival de Cine de Toronto en 2012, y en España el pasado 25 de enero (reventando la taquilla). Además de Jennifer Lawrence, Bradley Cooper y Robert De Niro, en su reparto encontramos a Chris Tucker, Jacki Weaver y Julia Stiles.

Esta comedia es otra apuesta personal de la Wenstein Company, y otra, que le sale bien, a juzgar por los premios ya recogidos y las nominaciones al Oscar conseguidas (8, en las categorías que importan). La película está basada en el libro Silver Linings Playbook de Matthew Quick, y para ella, O. Russell ha admitido que escribió el guión 20 veces antes de quedar satisfecho.
A pesar de todo el polvo levantado, la película se queda a medio camino de hacer algo grande. Sus inicios son de sobresaliente, con personajes rotos y familias peculiares, y un planteamiento de problemas y obstáculos que se presentan prometedores, y es que los protagonistas han pasado por bipolaridades transitorias tras grandes desgracias en sus matrimonios. Por un lado tenemos a Pat (Bradley Cooper), que encontró a su mujer en la ducha con un compañero de trabajo al que dio una paliza en ese instante y fue internado en un hospital psiquiátrico para tratar su brote violento. Por otro, a Tiffany, una joven viuda de un policía con el que llevaba solo tres años casada. Su brote la convirtió en una ninfómana que también necesitó tratamiento.

Que acaben ayudándose no es el destino, sino el hacer de sus amigos, pero que acaben juntos, es la química que vemos entre ellos desde el principio; entre el chico que dice todo lo que piensa (conveniente o no) y la chica a la deriva que quiere un nuevo amigo. Sin embargo, hacia la mitad de la película las cosas se tuercen y se convierte en la típica comedia romanticona de Jennifer Aniston, con malentendido final, persecución y aclaración. No por ello deja de ser divertida en ningún momento, simplemente deja de ser brillante.
El lado bueno de las cosas es divertida, comprometida, graciosa, romántica, capaz de arrancar sonrisas, contagiarnos con su filosofía optimista y hacernos disfrutar con su banda sonora... pero no nos parece material para llevarse el Oscar a casa en la categoría de Mejor película de 2012. Otro cantar es la estatuilla para Jennifer Lawrence, Robert De Niro o Bradley Cooper, eso sí lo vemos material para Oscar.