El árbol de la vida dirigida por Terrence Malick es un viaje al origen de la vida, y una invitación a la reflexión de los acontecimientos que nos forman como personas. La película estuvo nominada al Oscar (2012) a mejor película, además de a dos más por fotografía y dirección.

En El árbol de la vida tan importante es el mensaje que intenta transmitir la cinta, como la forma que tiene de enviarnos ese mensaje a base de una sucesión de imágenes que a menudo nos dejarán sin habla. El filme puede parecer una cadena pretenciosa de escenas que parecen apelar a un mensaje intelectual que se encuentra fuera de la película, sin embargo, es el trasfondo de la historia: es el camino del que venimos todos.
El personaje protagonista de El árbol de la vida es Jack, un hombre que tuvo una infancia marcada por un padre autoritario y una madre muy cariñosa que intentaba compensar todas las carencias amorosas de la figura paterna. Sin embargo, el ejemplo paterno fue más fuerte en él. ¿Es la de Jack una infancia perdida? ¿Quién controla los acontecimientos? ¿Alguien podría haber cambiado el destino de su familia? En el origen mismo de la vida, en sus diferentes etapas, en las maravillas que la naturaleza crea y destruye, Jack buscará lo que realmente importa repasando los recuerdos de su infancia para recuperar la relación con su padre y dejar de sentirse perdido.

Sean Penn es Jack, aunque al actor que más vemos en pantalla interpretar a este personaje es a Hunter McCraken (Jack de niño). Brad Pitt y Jessica Chastain interpretan a sus padres.
El árbol de la vida es un drama para nada ligero, que requiere de la paciencia y la mente abierta del espectador que debe prepararse para dos horas y cuarto de planos muy abierto y muy cerrados y escenas que se suceden sin llegar casi a contar una historia ni de creación, ni de amor, ni de pérdida, pero de todo a la vez. Para ello se entrelazan sucesos de miles de millones de años, lo que sería actualidad en la película y la infancia de Jack a mediados de los 50.
La cinta fue un imán para premios en 2011. Se hizo entre otros con la Palma de Oro del Festival Cannes, algo que hacía siete años que no conseguía un filme estadounidense, y optó a tres premios Oscar en este 2012.